Confieso que no soy nadie sin mi maquillaje. Me gusta gustar y el maquillaje es indispensable.
Creo que empecé a “maquillarme” (al principio era pintarme, más que maquillarme) a los 16 años. La raya y el colorete, el colorete y la raya. Así siempre. Pronto descubriría el gran abanico de posibilidades más allá de estas simples ayuditas.
Parto de la dificultad que mi piel tiene: es hiper sensible, acusa cualquier cambio de tiempo, tiene tiranteces, es muy seca, tiene tendencia a eccemas precisamente por esa sequedad…Vamos, una alegría de piel. Eso sí, es fina como la porcelana. ¡Bien!
Tras muchas probatinas y mucho dinero gastado en ellas, encontré la base de maquillaje que más se acomodaba a mis necesidades. Se llama Max Factor Lasting Performance (Natural Bronze: 109). He de decir que realmente es duradera, como indica su nombre. Tiene una textura muy aterciopelada y se impregna muy bien en la piel.
No es muy acuosa, aunque tampoco tipo bases con polvo. Es algo intermedio. En cuanto al grado de oscuridad o claridad, aunque yo soy muy blanquita, siempre tiro a un tono más del que me recomiendan en la tienda. No soy muy obediente.
La verdad es que desde que probé esta base, empecé a interesarme por otros productos de la marca Max Factor, de los que hablaré más adelante.
Confío 100 por 100 en la marca y en la base de maquillaje, porque ya son varios años haciendo uso de ella y ya se sabe que más vale malo conocido… (aunque de malo sólo tenga el precio).
El precio aproximado es de unos 18 euros. Es bastante dinero para tan poquita crema, pero aseguro que dura meses y eso, teniendo en cuenta que me maquillos TOOOODOS los días, es una lanza a favor.
Os dejo una foto para que la identifiquéis fácilmente.
C u!
R.
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